Esto, desde luego, no necesita ninguna clase de restauración, a lo sumo mucho cuidado para que no sufra ninguna clase de deterioro que no sea el que lentamente le ocasione el paso del tiempo.
Restos de la muralla que circundaba Zaragoza, la Caesaraugusta romana en los siglos II - III d.C., en sillares de alabastro y caliza, es un punto de contacto que nos permite dar un vistazo a una página de la historia perdida ya en el tiempo.
Hoy este lugar a orillas del Río Ebro es la esquina de la Avenida de César Augusto y el Paseo de Echegaray y Caballero.
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